
Sus mejillas rojizas
Y sus pómulos húmedos
Mantienen a la noche
Llena de espíritus,
De silencio.
El deseo eterno roba tiempo,
Sus cantatas se vuelven lágrimas
Y sus versos se vuelven recuerdos.
Los sueños mágicos
Se alejan para siempre,
Su mirada refleja en un espejo,
Su cabello se ondula como el viento.
Su risa ya no existe,
Su voz se apaga,
Sus ojos ya no encienden los días,
Y sus verdades se vuelven mentiras.
Las palabras que colgaban en su florero,
Volaron por su vientre,
Detuvieron sus penas
Y encontraron los perfumes
Que bañan de felicidad.
Un silbido en su oído ella escuchó,
Una madrugada fría comenzó,
Un ruido en su habitación la durmió
Y una terrible tristeza recorrió su alma.